Libros infantiles: Un primer paso a la paz

lunes, 24 de noviembre de 2008


La Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) 2008 se desarrolla en presencia de bibliotecarios, maestros, promotores de lectura, pero sobre todo niños que acuden al Centro Nacional de las Artes atraídos por la concentración de libros y talleres. Es verdaderamente hermoso ver niños, muchos niños, en las carpas mirando, tocando, pidiendo les compren un libro, y más aún, verlos emocionarse cuando mamá o papá acceden a comprarlo. Ante esta experiencia, nuevamente me preguntó, ¿en realidad tenemos que diseñar estrategias que motiven a los niños a leer, cuando parece que el encanto entre libros y niños se da de forma natural? Estas y otras reflexiones comenzaban a girar en mi mente mientras caminaba por los pasillos del CENART hacia el Teatro de las Artes donde se llevaba a cabo el Seminario Internacional de Fomento a la Lectura y donde tuve la oportunidad de escuchar la conferencia de Yunko Yokota (Japón/Estados Unidos) titulada “Los niños experimentan el mundo a través de libros de otros países: El papel de la literatura internacional en el desarrollo de los niños” Yunko Yokota comenzó diciendo “El libro importa. El libro como objeto debe ser hermoso, atractivo, que nos permita sentirnos a gusto desde el momento de tocarlo, ya que es el punto de partida a través del cual podemos intercambiar experiencias”. Entre estos aspectos materiales del libro hizo énfasis en la calidad de las ilustraciones y la responsabilidad de colocar cada componente del libro, no como un capricho o una banalidad mercadotécnica sino porque la literatura de distribución internacional afecta las perspectivas de los lectores en el mundo. No se trata de que “los niños sepan que existen otros lugares además del suyo, de hecho los niños saben que existe un mundo más allá de la ventana, pero no se trata sólo de que lo sepan, sino que quieran interactuar con él”. Por eso, dice Yunko Yokota, cuando hablamos de literatura infantil debemos pensar en sus perspectivas globales, en cómo las personas se representan así mismas en sus libros y cómo estas imágenes –texto/ilustración—, permean la visión del mundo que se construyen los lectores, e hizo referencia a una frase de la emperatriz Mishiko, del Japón: “Los libros infantiles son el primer paso a la paz”. “Cuando mi madre me visitó por primera vez en Ohio, sólo hablaba japonés, no conocía a nadie, incluso se le dificultaba distinguir a mis amigas rubias, unas de otras, porque a todas las veía iguales, todo era extraño para ella. En una ocasión le pedí que me esperara en un café mientras terminaba una junta de trabajo. Al regresar ya no la vi donde la había dejado. Comencé a buscarla, hasta que la encontré tomando fotos a unos cuadros que tenían enmarcadas algunas ilustraciones de El maravilloso viaje de Nils Holgersson, ese libro, ganador del Nobel en 1909, donde Selma Lagerlof nos cuenta de una bandada de patos que da la vuelta a Suecia llevando consigo al pequeño Neils entrelazando aventuras y leyendas populares. Mi madre reconoció las ilustraciones de cuando leyó el libro estando en Japón. Le pareció curioso ver algo conocido en un lugar tan extraño para ella”. “Es verdad que el texto es importante, pero la ilustración en la literatura internacional es básica para entender el texto, porque sino tenemos el texto en nuestro idioma, podemos recurrir a una narrativa visual.” Apostarle a la calidad de una literatura global infantil es “generar el conocimiento de otras culturas y esta voluntad de conocer a los demás va más allá de la tolerancia”. Mientras menos sabemos de una cultura es más probable que se creen estereotipos. Un caso concreto es el de los libros chinos. “Yo he visto –cuenta la investigadora japonesa— diversas versiones de libros chinos al rededor del mundo, verdaderas incoherencias desde las ilustraciones hasta la concepción de las historias. Lo que los anglosajones piensan de los chinos son imágenes de caricatura; por ejemplo, piensan y difunden en sus productos literarios que todos los chinos son iguales. He visto también batas coreanas en ilustraciones de un personaje japonés, entre otras atrocidades.” Sin duda, en la literatura infantil se debe priorizar la representación cultural. Si bien la literatura no es la realidad tampoco debe generar imágenes falsas de las diferentes realidades culturales, que a su vez generen o reafirmen estereotipos. Sin embargo, la situación hasta ahora de la literatura internacional en muchos casos es deficiente. Por eso, dice Yunko Yokota, “los libros nacionales no necesitan mediadores; pero, los que vienen de otros países, sí, puesto que requiere de una mayor interacción con el texto respecto a los planteamientos culturales que maneja. Recordemos que los libros infantiles también pueden ser un instrumento de poder al difundir entre los pequeños lectores la idea de que así es como nos vemos y como se ve el otro.” “Uno de los libros de literatura internacional para niños que es ejemplo de esa calidad deseable de la que hablamos es The color of home (Los colores de casa), de Mary Hoffman, que nos presenta a un niño afroamericano migrante que aún no habla inglés y sólo se expresa a través de imágenes. Otro ejemplo, al que se le añade el tema de la justicia social, es The other side of truth (El otro lado de la verdad), de Beverley Naidoo, que cuenta la historia de dos adolescentes nigerianos que huyen de su país en busca de libertad y democracia.” “Es preciso decir que en Estados Unidos no se encuentran a menudo libros infantiles que hablen de otros países, comentó Yunko, y lo que lamentablemente se conoce de los países asiáticos es el folclor (hace mucho tiempo en un lejano lugar de China…), cuando es primordial representar el aquí y el ahora, que los niños americanos conozcan historias de niños chinos como son en la actualidad, ya que empezar a entender lo que ocurre en otras partes del planeta nos ayudará a comprender nuestra posición en el mundo.” Yunko Yokota es profesora de literatura infantil en la Nacional Louis University. Dirige un centro para la enseñanza a través de libros infantiles, y está interesada en compartir las diferencias multiculturales a través de la literatura.
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