Literatura Digital y Creación Literaria

miércoles, 24 de junio de 2009

Por Verónica García Rodríguez
Comferencia presentada en la Bienal Internacional InterActiva09
en Mérida, Yucatán

Cuando hablamos de la era del siglo XXI, generalmente lo hacemos pensando en los últimos cambios tecnológicos y sociales que modificaron por completo nuestra forma de ver el mundo, los cuales sin duda se gestaron en el siglo pasado. El desarrollo tecnológico en la comunicación permitió acelerar el intercambio de ideas y construir un camino diferente en el reconocimiento social de las minorías.

La democracia esta ligada a la escritura, a través de ésta el lenguaje se hace más compartido. Los derechos pasan a ser de todos cuando se escriben, aunque también se podría argumentar casi lo contrario como lo hace Erick Havelock, quien muestra a la alfabetización como “la gran división entre las culturas y sus formas de pensar”. Jack Goody, en su libro la Domesticación de la mente salvaje (1977), señala que la invención del sistema alfabético que hizo posible la alfabetización generalizada también generó el crecimiento del individualismo, la burocracia y sistemas de gobierno más despersonalizados y más abstractos y con ellos el desarrollo de procesos de razonamiento dirigidos que ponen en desventaja a las sociedades que tienen una alfabetización restringida, como sucede en casi todas las sociedades no tecnológicas actuales. Tanto Havelock como Goody coinciden en el cambio que significó la escritura para la humanidad y la división que generó a partir de la concentración del conocimiento en unos cuantos; sin embargo, la aparición de la Internet y de nuevos y mejores medios de comunicación amplía la posibilidad –o al menos la ilusión –de una democratización de la información y el conocimiento. Asimismo, exige una nueva alfabetización tecnológica para las nuevas prácticas letradas: Presentaciones visuales, discursos multimodales, lectura y escritura de lenguajes especializados (legales, médicos, etc.), escritura MSN, entre otras.

La contradicción radica en que cada vez se quiere ser más democrático y a la vez más científico: democracia significa acceder a toda la información y ciencia es especialización Lo cierto es que cada vez requerimos leer más, leemos màs, accedemos a más textos provenientes de cualquier etnia, cultura o sexo. Leemos también diversos géneros textuales y en diferentes soportes, aunque cada vez se va perdiendo la idea de que lo escrito es verdad. Todo esto hace hoy más complejo el proceso de leer, sobre todo para los que nos hemos sorprendido con la aparición de las pantallas de plasma, los juegos de video y las computadoras.

Migrantes vs. Nativos Digitales

El siglo XX marca una nueva generación de seres humanos con cierta mutación en las habilidades comunicativas, Prensky los llama Nativos Digitales, cuyo desarrollo está enfocado a la multimodalidad con procesamiento en paralelo, reconocen el acceso libre a la información e hipertextualidad, están habituados a la conexión de redes sociales, son afines a proyectos de cooperación, producen y recurren a paquetes breves de información, son más impacientes, cuentan con menos tiempo de atención y dedican mayor tiempo a juegos y diversión. Prensky marca el año 1993, en el que apareció la Internet civil, como la frontera entre los Nativos Digitales y los Migrantes de la era Digital, más acostumbrados a la linealidad, al trabajo individual, a la competición y procesamiento en serie, con mayor tiempo de atención, esfuerzo dilatado, priorizan la escritura, la lectura de textos extensos y la continuidad.

Es por demás decir que las nuevas condiciones de los procesos de lectura exigen también cambios en los procesos de escritura y su aprendizaje, más aun cuando se trata de la escritura de obras literarias. Esto nos plantea dos retos a los creadores de literatura: producir obra literaria atractiva a lectores nativos digitales pese a nuestras limitaciones técnicas como migrantes de la era digital, y motivar a los nuevos y jóvenes creadores a reconocer sus habilidades como nativos digitales para mejorarlas y desarrollar nuevos modos de creación. Así pues, la sociedad tiene el gran reto de “alfabetizar tecnológicamente”, como sostiene Casanny, a los niños y jóvenes desde la escuela reglada para que puedan desarrollar las competencias que les corresponde a su generación, acceder a la información y formarse como apreciadores de literatura digital. Michael Mateas, citado por Rine Koskimaa, dice: “Se ha hablado de la necesidad de enseñar ‘escritura y pensamiento de procedimiento’ como parte de la educación en un nuevo medio. También hay una categoría especial de obras que requieren una comprensión más profunda del entorno de software. Éstas incluyen, por ejemplo, poemas escritos de modo que funcionan como código ejecutable en un cierto lenguaje de programación. Estas obras pueden verse como una rama literaria del software art o el code art.

La literatura en la era digital

La literatura digital es un fenómeno relativamente reciente que tiene sus primeras manifestaciones en la última década del siglo pasado y se refiere a aquellas obras literarias creadas específicamente para el formato digital y que no podrían existir fuera de éste. Laura Borrás la define como “la literatura que nace desde procedimientos digitales y sólo puede ser consumida a partir de ellos”. A pesar de que existen diversos estudios al respecto, aún es muy pronto para definir con exactitud un concepto de literatura digital, su metodología de creación y los géneros que la componen pues, día a día, se generan herramientas digitales e innovaciones para la web que presentan nuevas alternativas para la creación literaria.

Hasta el momento se habla de tres géneros de literatura digital: La narrativa hipertextual, la poesía digital y el ciberteatro. La narrativa digital se compone de conjuntos de textos narrativos conectados entre sí mediante enlaces. En esta se encuentran la llamada hiperficción explorativa, en la que el lector puede elegir opciones para interactuar con el texto sin modificarlo; la escritura colaborativa es quella en la que el lector puede modificar el texto a lo largo de su lectura y convertirse en un wreader (lector-escritor); y la narrativa hipermedia, que además de enlaces y posibilidad de modificarl el texto incluye otros recursos multimedia como sonido, video e hipervínculos.

Por otro lado, la poesía digital se conforma por texto, imagen y otros recursos que contribuyen a generar una emoción en el lector, puede considerarse también arte visual, pero no pierde el sentido de síntesis, es sugerente y lírica. Por su grado de interacción con el lector, podemos citar la poesía hipertextual; la holopoesía tridimensional y la poesía en movimiento. Asimismo, a la acción que se da en los diversos videojuegos en los que el jugador adopta otra personalidad al elegir o crear un avatar para adentrarse en una aventura, interactuando o no con otros jugadores, se le ha denominado ciberteatro o ciberdrama, aunque aun no se le define del todo como una dramaturgia digital.

Nos encontramos en una etapa de transición, en una frontera amplia de tiempo, como en la que estuvieron las sociedades que vivieron el cambio de una cultura oral a otra en la que prevalecería la escritura, de la misma forma cuando apareció la imprenta: de los manuscritos a la producción masiva de libros. Laura Borrás, directora de Hermeneia –grupo español dedicado a la investigación de literatura digital—, comenta en una entrevista para Canal Literatura: “Me interesan fundamentalmente los textos y no tanto el soporte con que éstos nos lleguen. Sin embargo, es cierto que para nosotros ese soporte ha sido casi único: el libro, y por ello se ha vuelto ya invisible a nuestros ojos como tecnología, que lo es. Cuando se produjo el paso del rollo o volumen al códice (antepasado directo de nuestro libro), se produjo un cambio de soporte que alteró en gran modo los hábitos de lectura y que hizo posible, entre otras cosas, la aparición de capítulos, mayúsculas, renglones y párrafos, así como, por supuesto, la ilustración, que antes era imposible por la forma física del rollo. De modo que es cierto, el soporte condiciona, y mucho, aquello que vehicula”.

En esta etapa de transición en la que aún nos encontramos reconociendo la necesidad de generar preguntas para comenzar a formular respuestas, construir conceptos y las primeras clasificaciones que nos permitan identificar y conocer mejor las realidades que vivimos, se llevó a cabo en 2008 el I Encuentro de Literatura Digital Interliteral, en Jaén, una ciudad andaluza, donde se reunieron, narradores, poetas, artistas multimedia, investigadores, profesores y juntos llegaron a algunas conclusiones que presento a continuación para efectos de este documento por considerarlas como punto de partida en el proceso de construcción del conocimiento de la literatura digital. Estas fueron publicadas en la revista Papel en Blanco:
1. Internet ha modificado la forma de la escritura haciendo que el escritor y el lector se adapten al medio: inmediatez, agilidad, visión subjetiva, comunicación con el lector (un texto no acaba hasta que el lector finaliza sus comentarios).
2. La literatura digital es la que nace a partir de medios digitales y sólo puede ser conocida –de modo pleno- en este contexto. La digitalizada es la que, concebida para un soporte tradicional, se presenta en un soporte digital. Hay que fomentar la creatividad específica de la literatura digital.
3. Existe una brecha digital en el ámbito tecnológico y del conocimiento.
4. Internet le da más protagonismo al lector, que puede incluso llegar a convertirse en coautor: (así) nace el wreader.
5. Las bibliotecas virtuales deben reforzar su misión de acuerdo con las nuevas técnicas participativas y colaborativas que brinda la Red.
6. No debería presentarse en términos de confrontación la relación entre herramientas, medios y soportes sino en términos de colaboración, complementariedad, convivencia y retroalimentación.
7. Internet no es una amenaza sino una oportunidad para ampliar los espacios de debate y generación de ideas.

Formación de creadores literarios para la era digital

La formación de escritores, llena de mitos y relaciones divinas, hoy es un tema que nos atañe en el estado de Yucatán, México, a partir de la Escuela de Creación Literaria que funciona en el seno del Centro Estatal de Bellas Artes, desde octubre de 2008, que ofrece la educación formal del oficio de escritor. El equipo académico, como fundadores, estamos conformando las estrategias e instrumentos necesarios para la sistematización de los procesos de aprendizaje de los alumnos, que implica retornar a los orígenes culturales, conocimientos literarios fundamentales de la literatura y el desarrollo de las competencias básicas para el diseño de proyectos literarios, la publicación y difusión de la obra.

En este proceso, que contempla tres años de formación –por tratarse de una carrera técnica—, vemos indispensable motivar la exploración de las posibilidades de creación que ofrecen las nuevas tecnologías. Sin embrago, nos enfrentamos a una limitación de conocimiento y habilidades tecnológicas docentes frente a alumnos nativos de la era digital. Esto nos presenta un reto de aprendizaje conjunto y de comunicación, en el que la gestión del conocimiento es un punto clave para los logros académicos. Raine Koskimaa afirma que “los textos digitales son siempre texto programado, texto basado en un código informático. Esto abre un campo ilimitado de juego y experimentación literaria, ya que los textos pueden ser programados para comportarse de un modo más o menos dinámico”. “… Aunque la publicación digital y las ediciones con hipertexto tienen consecuencias significativas para la investigación y la educación, es la cibertextualidad, en particular, la que está cambiando fundamentalmente la literatura”.

A mi modo de ver las cosas, no deberíamos preocuparnos por el cambio que se está dando en la literatura y sus soportes de edición, la remodelación del discurso literario ni en su lenguaje, pues esto quiere decir que la literatura esta viva. Por esto mismo, no podemos seguir enseñando en la escuela reglada literatura para el pasado, ni generando creadores de literatura con recursos de la antigüedad. El lápiz y el borrador son una maravillosa metáfora del escritor, como el manuscrito a la permanencia de la palabra y la imprenta a la divulgación de la obra. Los procesos de creación también variaron del manuscrito a la escritura en pantalla que le permite ahora al creador prestar mayor atención a su pensamiento que a la escritura de la palabra concreta, puesto que se puede formatear el texto posteriormente así como buscar más información a mayor velocidad, lo cual no era posible al escribir con pluma y papel.

De esta misma manera, el desarrollo tecnológico de la ingeniería lingüística y de la inteligencia artificial posiblemente nos vuelva a la oralidad, donde la creación literaria recuperaría en sus procesos la construcción de un discurso literario oral, que transite de la imagen mental a la pronunciación de la palabra y de ahí al ordenador, prevaleciendo única y exclusivamente el proceso creativo. En realidad no sabemos con certeza cómo serán las obras literarias del futuro, ni siquiera si seguiremos llamando escritores a los creadores literarios, cualquier aproximación sólo puede confirmarse como un texto de ciencia ficción; pero, lo que sí es cierto es que no todos los días se tiene la oportunidad de ser testigos y partícipes de un cambio tan significativo para nuestra especie.

Referencias

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