De la vida a la historia

martes, 23 de junio de 2009


Sólo cuerpos muertos
me acompañan en esta habitación.
Alzo la vista y tropiezo
con los ojos fríos de las ventanas
que parecen reprochar mi ausencia.
Los brazos fríosde la regadera me esperan
sacándome de los sueños de libertad
que corren como el agua por mi cuerpo.

Patricia Hernández Ortega, Narradora y Poeta

Dicen que los gatos tienen siete vidas. Tal vez sea cierto. Yo conocí a una mujer que tuvo muchas muertes: “La Mixa”. Asunción Ortiz Ortiz cambió su nombre por Patricia Hernández Ortega la primera vez que ingresó al Centro de Readaptación Social de Mérida. Así la conocí, como Paty, como “La Mixa”.

Ella llegó al Taller de Escritura Femenina Palabra Viva sin hablar, sin leer, sin escribir. Con la amargura de las pesadillas producidas por su esquizofrenia y la adicción, Patricia caminaba por los pasillos del área de mujeres del Cereso de Mérida y en ocasiones se encerraba en su cuarto durante muchas horas a dormir por el efecto de los medicamentos.

Un día se animó a hablar, otro día a leer y después a escribir.

Patricia comenzó a escribir el horror de sus alucinaciones, aún desde el encierro eventual de su celda, donde la separaban para que lo lastimara a sus compañeras durante sus crisis. Otras internas sirvieron de puente entre los libros y su celda, entre su cárcel personal y el taller literario. Aprendió que también podía contar sus experiencias y pintarlas, pintaba en cualquier momento y lugar, con lo que tuviese a la mano, sea un pincel, sea un labial o una máscara de pestañas; dibujaba sus demonios en una carpeta, pedazo de cartón o la pared de su celda.
Con la palabra y con las imágenes, Patricia fue callando las voces del mundo que la atormentaba. Descubrió que podía hacer algo más que vender su cuerpo. Escribió cuentos, construyó poemas, pintó cuadros. Publicó en un libro, expuso en una galería y cuando salió libre se inscribió a la Escuela de Creación Literaria con el firme propósito de ser escritora. Finalmente escribió un libro, un libro que no obtuvo la Beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes 2006, pero que ella desarrolló y terminó.

Patricia decía que los policías la habían fichado, que la perseguían, que mujeres nuevas, recién llegadas al talón, le exigían dejar su lugar en las calles. Pero, lo que realmente perseguía a Paty era el dolor de la discriminación social por su enfermedad, por su oficio, por ser una delincuente más.
Cuando ella se dio cuenta que podía transformar su mundo, decidió hacerlo. Dejó atrás las drogas, controló su esquizofrenia y se preparaba económicamente para dejar las calles. Llegó al Centro Estatal de Bellas Artes con ojos de asombro como quien ve el mundo por primera vez, disfrutó recorrer los pasillos y ver las áreas de pintura, danza, música, teatro, y recibió los aplausos de los alumnos de la Escuela de Creación Literaria al recibirla la primera noche de clase.
Durante su vida “La Mixa” fue golpeada en varias ocasiones y siguió caminado; una vez robó una camioneta sin saber conducir porque las voces en su cabeza lo exigían, y después del choque siguió caminando; también fue encarcelada catorce veces y siguió caminando; por etapas murió en vida por las drogas y por sus pesadillas, y siguió caminando; “La Mixa” fue violentada, discriminada, ignorada y siguió caminando hasta que este sábado siete de marzo, en la madrugada, bajó la guardia, cansada tal vez, y se dejó vencer, o sus siete vidas se agotaron. Se ahorcó en su tierra, Ciudad del Carmen.
“La Mixa” tuvo un hijo, sembró un árbol y escribió un libro. En este último impulso la conocí y tuve el privilegio acompañarla, el privilegio de ver una mujer que, pese a todo, se esforzó por dejar huella en la memoria de quienes la ignoraron y lo logró. Estoy convencida que aquí termina su vida, pero comienza su historia, una historia de superación truncada por la muerte, una historia como la de muchas mujeres que luchan por salir de la cárcel, y después, en las calles, continúan llevando la prisión sobre sus hombros. Otros poemas de Patricia Hernández en
http://lamujerrota.blogspot.com/2008/04/cuerpos-muertos.html